La Resurrección: El Propósito y la Promesa
"Le dijo Jesús: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto vivirá'" (Juan 11:25).” La resurrección de Cristo fue predicha cientos de años antes de Su milagroso nacimiento. Él también predijo este evento a Sus discípulos (aunque ellos inicialmente no lo entendieron). Él es la Resurrección, como cientos lo presenciaron.
El Hijo de Dios fue sacrificado por nosotros para expiar por nuestros pecados. Cuando Jesús enseñó esto a la gente de ese tiempo, muchos lo consideraron herejía y como resultado, exigieron Su muerte por crucifixión, un medio común de castigo para los que quebrantaban la ley. En vez de defenderse ante los concilios, Jesús permaneció en silencio. ¿Por qué? Era el plan divino del Dios Padre, desde el principio de los tiempos, que se hiciera esto para que pudiésemos obtener el perdón y la vida. Este fue Su propósito.
La resurrección de Jesucristo es un regalo de Dios y el cumplimiento de Su promesa. Es el fundamento mismo del cristianismo. Desde la desobediencia de Adán en el Jardín del Edén, toda la humanidad nace con una naturaleza pecaminosa. El Señor nos dice que hay un precio que pagar por el pecado, y ese precio es la muerte. "Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 6:23).
Una vida sin Cristo sólo puede ofrecer muerte eterna, pero el aceptar a Jesús como nuestro Salvador resucitado nos da la vida eterna. Debido a que la muerte eterna no es lo que Dios desea para nosotros, Él proporcionó una expiación a través de la crucifixión de Su Hijo, Jesús, y de Su resurrección.
La Resurrección: La Recompensa de la Fe
Mediante la resurrección, Dios nos ofrece lo siguiente:
Una nueva Vida
La Resurrección: Suyo Ayer, Hoy, y Siempre
Charles Spurgeon escribió acerca de la resurrección: "El Señor Jesús sufrió por el creyente como su substituto, y virtualmente cada persona salva murió en Cristo, quien lo representó. El creyente resucita en Cristo en virtud de la unión eterna que existe entre el santo y su Salvador. Por lo tanto, el creyente continúa viviendo, porque el Señor dijo: ‘Porque Yo vivo, ustedes también vivirán’. . .Oh, oyente, si usted no está en Cristo, nada tiene. Fuera de Cristo usted está en el desierto: con Él usted está en un paraíso. En Cristo, los creyentes poseen todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento, y gracia, y poder, y amor. Todas las cosas son suyas, si usted está en Cristo. De nuestra unión con Cristo sigue nuestra santificación: no podemos seguir al pecado, porque Cristo no lo sigue. Él murió al pecado una vez, y de ahora en adelante nosotros estamos muertos al pecado. Él resucitó por la gloria del Padre, y nosotros resucitamos con Él para justicia, aceptación y gozo."
“Porque si fuimos plantados juntamente con Él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección” (Romanos 6:5). Cada uno de nosotros debe tomar una decisión personal de buscar a Dios y encontrar a Dios; de ser lleno de Su presencia, gozo, y tener conciencia de quién es, de quiénes somos y de lo que significa ser Su hijo.
"A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia. . ." (Deuteronomio 30:19).
Oramos para que usted verdaderamente busque y encuentre, para que verdaderamente escoja la vida en lugar de la muerte, y para que su eternidad especial comience desde el momento en que se dé cuenta de que una vida resucitada no es solamente un hecho histórico, sino una promesa para hoy, para usted, para siempre.
Derechos de Autor © 2002-2021 AllAboutJesusChrist.org, Todos los Derechos Reservados