Sangre de Jesús - ¿Qué significa?
La sangre de Jesús es el fundamento de la redención. Jesucristo murió en la cruz, derramando Su sangre, (y luego fue resucitado) como el único pago aceptable por nuestros pecados. El discípulo Pedro escribió en 1ra de Pedro 1:18-19: "Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación." La Sangre de Jesucristo es definitivamente la cosa más preciosa que Dios nos ha dado.
Todo los seres humanos han pecado contra Dios y están destituidos de Su gloria (Romanos 3:23). Nosotros no podemos ganarnos la salvación por guardar las Leyes del Antiguo Testamento, o simplemente por ser una buena persona. Siempre fracasaremos; el pecar está en nuestra naturaleza. Es sólo a través del sacrificio del Hijo de Dios en lugar nuestro, que podemos alcanzar el perdón completo. Todos podemos alcanzar esto al aceptar a Jesús como nuestro Salvador, y al aceptar que Él derramó Su sangre para expiar los pecados de todos los que se arrepienten. El acto de la comunión no nos salva, pero para recordar Su sacrificio, honramos este maravilloso regalo de Dios con la comunión.
Sangre de Jesús - ¿Por qué es requerida?
En el Antiguo Testamento (después del pecado original de Adán), Dios aceptó la muerte de un animal como un sustituto por el pecador. La sangre derramada del animal era prueba de que una vida había sido dada por otra. La vida es muy valiosa y Dios valora mucho a cada uno de los seres que creó. Este acuerdo demostraba que, aunque la sangre simbolizaba muerte, también demostraba que una vida había sido salvada. Sin embargo, este era un pacto temporal. Este derramamiento de sangre necesitaba ser repetido diariamente y anualmente.
Dios enviaría más tarde a Su Hijo unigénito, proporcionando un nuevo pacto, o Nuevo Testamento, a través de Jesucristo. Jesús moriría en lugar de todos los pecadores. Su sacrificio satisfizo completamente lo que exigía el pacto del Antiguo Testamento. Su sangre eliminaría los pecados del mundo para todos los que pusieran su fe en Él. Este sacrificio no tendría que ser repetido nuevamente; es un pacto eterno.
Juan el Bautista llamó a Jesús el "Cordero del Dios, que quita los pecados del mundo" (Juan 1:29) El Cordero, por supuesto, hacía referencia al antiguo sacrificio del animal sin mancha. En el Antiguo Testamento existen muchas referencias a ofrendas sacrificiales. Una, que tal vez es la más conocida, fue el rociar sangre en los postes y en el dintel de las puertas hebreas cuando eran cautivos del Faraón de Egipto. Este acto proporcionó la protección de Dios mientras Su plaga del ángel de la muerte pasaba por las calles. Esta plaga fue sólo una de las que Dios le envió a Faraón, obligándolo a liberar a los esclavos hebreos.
El evento fue entonces conmemorado en la Fiesta Hebrea de la Pascua. Es reconocido ahora como un "tipo" o presagio de la sangre de Jesús. La sangre es una provisión poderosa, liberadora, y protectora de Dios. Como dice un himno cristiano: "Hay poder, poder, sin igual poder, en la sangre de Jesús." Si usted le ha pedido a Jesús que sea el Señor de su vida, entonces usted también ha aplicado la sangre del Cordero en los postes y en el dintel de su corazón. Él está cubriendo su corazón y su vida con Su protección y eterno perdón del pecado.
Sangre de Jesús - ¿Cómo es esto posible?
Es posible que todos tengan la protección y perdón que proporciona la sangre de Jesús. Sin importar los pecados y ofensas que hemos cometido contra Dios, Él nos ofrece este regalo a cada uno de nosotros. Juan 3:17 nos dice que Jesús no vino para condenarnos, sino para salvarnos.
No es suficiente decir que creemos en Dios o que sabemos acerca de Él. Tenemos que querer conocerlo personalmente y aceptar el sacrificio de Su Hijo, Jesús, para recibirlo. La Biblia, la Santa Palabra de Dios, dice que nadie puede ir al cielo o al Padre, sino a través del Hijo (Juan 14:6) Y en Juan 6:40, Jesús dice que todos los que creen en Él recibirán la vida eterna -- ¡con Él! Sólo se nos pide creer (tener fe), arrepentirnos (apartarnos del pecado), recibir (salvación a través de Jesús), confesarlo, y transferirle la propiedad de nuestras vidas a Él. Si usted nunca le ha pedido a Jesús que entre en su vida, ¿por qué no se lo pide ahora?
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